miércoles, 22 de agosto de 2007

Por qué no se debe abusar de los complejos vitamínicos

Muchas vitaminas pueden causar efectos colaterales en altas dosis, en especial las liposolubles (A, D, E, K), ya que no se eliminan por la orina y se acumulan en el hígado. Los efectos son de lo más variado.
Mientras que la vitamina A te puede producir cefalea, vómitos, alopecia, dermatitis, anemia, insomnio, hepatomegalia, hiperlipemia, etc, la vitamina D te produce debilidad muscular desorientación y calcificación irreversible en corazón, pulmones, riñones y otros tejidos blandos.
La vitamina K ocasiona una anemia hemolítica, lesión hepática y en neonatos, kernicterus. La C provoca náusea, diarrea, cálculos renales, desplazamiento de minerales óseos, condicionamiento sistemático a ingestas elevadas y aborto. Además, es prooxidante en dosis altas.
La niacina provoca una dilatación vascular, menor desplazamiento de ácidos grasos de tejidos adiposos, irritación gastrointestinal y hepatomegalia.

Sin embargo, son nutrientes esenciales para mantener las funciones metabólicas normales y no podemos sintetizarlas (excepto pequeñas cantidades de vitamina D), por lo que tenemos que ingerirlas con la dieta.
Una dieta equilibrada y sana asegura un aporte suficiente de vitaminas y excepto en patologías concretas como cáncer, fotosensibilidad, cataratas, artritis... no es necesario tomar complejos vitamínicos.

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