jueves, 16 de agosto de 2007

Bacterias de los alimentos

Staphylococcus aureus: La enfermedad está producida por una toxina bacteriana presente en la comida, más que por una efecto directo de los microorganismos en el paciente. Los alimentos que se contaminan con más frecuencia son las carnes elaboradas como el jamón y el cerdo curado con sal, los bollos rellenos de crema, la ensalada de patatas y los helados. Después de comer los alimentos contaminados, el inicio de la enfermedad es rápido, unas 4 horas. Se caracteriza por vómitos, diarreas, dolor abdominal y náuseas. Puede haber sudoración y cefalea, pero no aparece fiebre. Los estafilococos ingeridos no producen más toxina, por lo que la enfermedad tiene un curso rápido.

Bacillus anthracis: el carbunco gastrointestinal es la que se produce por la ingestión de alimentos contaminados con sus toxinas. Los síntomas clínicos están determinados por la zona de infección. Si los microorganismos invaden el tracto gastrointestinal superior, se forman úlceras en la boca o en el esófago, produciendo adenopatías, sepsis y edemas. Si invaden el ciego y el íleon, el paciente presentará náuseas y vómitos que rápidamente progresarán a una enfermedad sistémica. La mortalidad asociada al carbunco gastrointestinal está asociada a un 100%. Sin embargo, en países desarrollados rara vez se aisla, siendo prevalente en zonas pobres donde no se vacuna a los animales.

Bacillus cereus: Presenta dos formas clínicas, una que cursa con vómitos y otra con diarrea. La primera está relacionado con el consumo de arroz contaminado. La mayor parte de los bacilos mueren durante la cocción inicial de arroz, pero sobreviven las esporas termorresistentes ( es conocida como síndrome del restaurante chino). Si el arroz cocido no se refrigera, las esporas germinan y los bacilos se pueden multiplicar rápidamente. La enterotoxina termoestable que se libera no se destruye cuando el arroz se vuelve a calentar. Tras 3 o 4 horas se producen una enfermedad de corta duración (24h) que cursa con vómitos, náuseas y espasmos abdominales. También se ha asociado a la aparición de un fallo hepático fulminante por el consumo de comida contaminada con grandes cantidades de toxina emética. La diarreica resulta del consumo de carne, vegetales o salsas contaminadas. Los síntomas aparecen más tarde que con la anterior, por lo que los microorganismos se multiplican en el tracto gastrointestinal del paciente y producen una enterotoxina. La enfermedad suele durar un par de días y consiste en náuseas y diarreas.

Vibrio cholerae y V.parahemolyticus: están asociados al consumo de alimentos (crustáceo) y agua contaminada. El cuadro puede ir desde una enfermedad leve hasta una mortal, producida por alteraciones electrolíticas y por pérdida masiva de líquidos. La mejora de la higiene y el cocinado completo de los crustáceos es crucial para el control.

Clostidium Botulinum: Se ven anualmente 50 casos de botulismo alimentario, asociados la mayoría a conservas preparadas en casa y alguna vez al consumo de pescado en conserva. Después de consumirlo aparece un cuadro de debilidad y mareo a los 2 días, con visión borrosa, pupilas fijas y dilatadas, sequedad de boca, estreñimiento y dolor abdominal, La debilidad bilateral descendente de los músculos periféricos se desarrolla en pacientes con enfermedad progresiva y la muerte se suele atribuir a la parálisis de los músculos respiratorios. La recuperación puede llevar meses e incluso años. La toxina se puede destruir calentando los alimentos a 80ºC al menos 20 minutos y almacenándolos a 4ºC o menos.

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